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Sobre los hijos: Conmovedores consejos para padres de Kahlil Gibran

En los últimos años de su larga vida, que abarcó guerras mundiales y asesinatos y numerosos terrores, el gran violonchelista y defensor de los derechos humanos Pablo Casals instó a la humanidad a «hacer que este mundo sea digno de sus niños». Hoy, cuando nos enfrentamos a un mundo que trata a sus niños como si no tuvieran valor, nos vemos desafiados como nunca lo hemos sido a considerar el cálculo existencial más profundo de traer una nueva vida a un mundo problemático: ¿cuál es el valor de los niños, cuáles son nuestras responsabilidades para con ellos (cuando elegimos tenerlos, ya que también es un acto de valentía y responsabilidad elegir no tenerlos), y qué significa criar a un niño con la dignidad de ser un milagro irrepetible de átomos que nunca antes se han constelado y nunca más se constelarán de esa manera exacta?

Arte de Derek Dominic D’souza de Song of Two Worlds, del físico Alan Lightman.

Hace un siglo, encaramado entre dos mundos y dos guerras mundiales, el poeta, pintor y filósofo libanés-estadounidense Kahlil Gibran (6 de enero de 1883-10 de abril, 1931) abordó estas cuestiones elementales con sensible sagacidad en un breve pasaje de El Profeta (biblioteca pública), el clásico de 1923 que también nos dio Gibran sobre los componentes de la verdadera amistad, el valor para capear las incertidumbres del amor y lo que puede ser el mejor consejo jamás ofrecido sobre el equilibrio de la intimidad y la independencia en una relación sana.

Cuando una joven madre con un bebé recién nacido al pecho le pide consejo sobre los hijos y la crianza, el profeta poético de Gibran responde:

Tus hijos no son tus hijos.
Son los hijos e hijas del anhelo de la Vida por sí misma.
Vienen a través de ti pero no de ti,
Y aunque estén contigo no te pertenecen.

Puedes darles tu amor pero no tus pensamientos,
Pues ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes albergar sus cuerpos pero no sus almas,
Pues sus almas habitan en la casa del mañana, que no puedes visitar, ni siquiera en tus sueños.
Puedes esforzarte por ser como ellos, pero no busques hacerlos como tú.
Pues la vida no retrocede ni se demora con el ayer.
Vosotros sois los arcos de los que salen vuestros hijos como flechas vivas.
El arquero ve la marca en el camino del infinito, y os dobla con su poder para que sus flechas lleguen rápidas y lejos.
Que vuestra inclinación en la mano del arquero sea de alegría;
Porque así como Él ama la flecha que vuela, también ama el arco que es estable.

Arte de Alessandro Sanna de Crescendo.

Compleméntelo con las 10 reglas para criar a un hijo de Susan Sontag y Crescendo -una serenata en acuarela italiana a la espléndida biología prenatal de convertirse en un ser- y, a continuación, vuelva a Gibran sobre la autenticidad, por qué hacemos arte y sus magníficas cartas de amor a y de la mujer sin la que El Profeta podría no haber nacido nunca.

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